“There are two garments that Fr. Gerónimo Nadal always puts on him in his prints: the tight-fitting seamless tunic that, as we have said, his Blessed Mother made and put on him in childhood and the mantle with which the Hebrews covered him. And these two garments were the ones that the executioners divided among themselves after he was crucified, dividing the mantle into four parts, each one wearing his own; and pouring sugar on the seamless tunic, which could not be divided, which signifies the unity of the Church, or charity, as St. Augustine felt, which is said to be in the city of Trier in Germany. Fr. Maldonado of the Company says the same about the two garments, about St. John, in the washing of the feet and about the psalm: divisserunt Sibi restimenta me et super vestem meam misserunt sortem that in the Greek they say that it is in both parts in the singular», Luckily, Luis de Vargas did not paint the Christ of steps well, in painting a single tunic; and Albrecht Dürer was right to put two garments on him, mantle and skirt. Then, the Lord left and continued his way from Jerusalem to Calvary, carrying his cross […], in the two places where he met his Mother and turned to the women, seem today the signs of two churches that were built there […]”.

“Dos son las vestiduras que siempre le pone el P. Gerónimo Nadal en sus estampas: la túnica inconsútil ceñida que, como habemos dicho, hizo y le puso su Santisima Madre en la niñez y el manto con que se cubrían los hebreos. Y estas dos vestiduras fueron las que dividieron los verdugos entre sí después de crucificado, partiendo el manto en cuatro partes, llevando cada uno la suya; y echando suertes sobre la túnica sin costura, que no se pudo dividir, que significa la unidad de la Iglesia, o la caridad, como sintió San Agustín , la cual se dice que está en la ciudad de Tréveris en Alemania. Lo mismo de las dos vestiduras dice el P. Maldonado de la Compañía, sobre San Juan, en el lavatorio de los pies y sobre el psalmo: divisserunt sibi vestimenta mea et super vestem meam misserunt sortem que en el griego dicen que está en ambas partes en singular», De suerte, que no pintó bien Luis de Vargas el Cristo de gradas, en pintarle una sola túnica; y Alberto Durero acertó en ponerle dos vestiduras, manto y saya. Pues, saliendo el Señor y prosiguiendo su camino de Jerusalén al Calvario, llevando su cruz […], en los dos lugares donde encontró a su Madre y se volvió a las mujeres, parecen hoy las señales de dos iglesias que allí fueron hechas[…].”